“Aunque
luchemos por los derechos sobre nuestros propios cuerpos, los cuerpos por los
que luchamos nunca son lo suficientemente nuestros. El cuerpo tiene una
dimensión invariablemente pública.” J. Butler
Cada vez que no aparece Tamara
Entiéndase
Cada vez que no aparecen las Tamaras de este mundo
Este mundo que se nos mete debajo de las uñas
Uñas que se nos meten debajo de la tierra
Tierra que se nos mete debajo del cuerpo (se incorpora)
Haciéndonos a la vez creyentes y culpables de ella
O sea
De las Tamaras y las Tierras y las Uñas
una repulsión y un dolor hondo como pozo ciego
se hunde en el pecho humano humanísimo
de inexplicable sensación de conformidad
de sospechoso sentido de que alguien ha ganado
parte de una guerra-no-dicha.
Somos consientes
solo en esta continua sucesión de Tamaras que
des
aparecen
solo en esta continua sucesión de muertes que
se re
producen
solo
en esta fábrica de potencializadora Tamarización
de toda mujer que tenemos al lado
de toda discrepante que tenemos al lado
de toda vida que tenemos al lado
con el uso de la razón sagrada
Solo
ante una picadora de carne exquisitamente
Lubricada por la saliva estatal y el
(des)control policial sobre territorio amigo
Solo
Como lo solitario del falo uno
Contra las Tamaras cero por lo tanto
infinitas
Se puede continuar creyendo que de este
sol que brilla sobre nosotrxs
Y esta bujía mental que nos reprende
Existe un dejo de justicia
Por hacer de toda muerte un basta
Por exigir que se detenga qué palanca
Qué última de las ultimas sea la Tamara número definitivo
Qué falo detrás del falo crea y administra
La neutralidad de oficina con que pasan Tamaras y Tamaras
De tristezas y misoginias legales.
Entonces, sí, lo necesario:
“Soy inocente de toda inocencia”
Que me sea hermosa la culpa
Que me libre
Porque he sido macho
Y he administrado.