lunes, 26 de septiembre de 2016

la ventana

Llegamos al corazón de una ventana y vemos
lo poco que del amor cura pero no puedo ver la esperanza.

no encuentro en esa ventana un árbol verde inmenso
que tape mi pena y le de sombra y cobijo
un árbol grande verde como las alas de una mantis.

Por mi ventana se ve el lavadero de la cocina
y el terrible sonido monótono de un transformador energético
que ruge como un león moderno y quema y aúlla
a los aviones perdidos que queman mi flequillo
y apaciguan el hambre de los niños que se envuelven
en la manta turbia del zócalo.

A lo alto del Bellas Artes subiendo por las Alamedas, y no
las que se abrirán sino otras, terribles, cerradas, llenas de
fuentes balbuceantes, duermen miles de otras ventanas
que no me tienen a mi para apreciar su vista a sus árboles
verdes inmensos casi sin sangre / ya han sido lavados por ellas

caen sin prisa las gotas redondas sobre
los árboles de Chapultepec un lunes nocturnal
donde las marejadas de ideas se percatan, se tejen,
pero no entran en un contacto sustantivo jamás con los edificios
y se huele el miedo y se arde la cara de la tarde al sol y
la noche a la costuras de una aguja corva y tristísima que atisba
por entre el smog como la espada de un torero o un corsario
como las ramas de los árboles o lo negro de la noche
que abraza las poquísimas estrellas con inmensidad sobrepoblada.

llegamos al corazón de la ventana
al beso del vidrio con el vidrio por el vidrio
al talante separatista entre vos y el mundo
entre vos y yo
entre esos árboles y esos edificios
entre toda nuestra culpa
por donde no se ve por mi ventana
la esperanza de mexico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario