Miles de gotas
diminutas, sin forma y analfabetas
se lanzarán
kamikazes contra la vereda de enfrente mañana martes por la madrugada
en un acto
de fe, terrorismo y protesta húmeda
en el centro
mismo del cuerpo imperial de unos contadores
mientras, a
miles de kilómetros a la distancia
flores deformadas
en un arrebato de anonimato chernobylista
desafiarán
al fisco de un arrancapétalos buscador de amor con medias agujereadas
morfologenicas
/en un intento de envalentonar con bríos las plantitas
replegadas
hasta casi la muerte por el cruel invierno y la helada
del patio
del poeta.
Siendo
acusadas de destituyentes, también, serán dadas en alguna
republica
lejana del oriente de la memoria duras represalias que invocan
decapitación
a las formas de extrañarte que aún son delito
o cuanto
menos son tristes/
mientras se
harán jirones las telas pintadas por un consagrado artista francés en el MALBA
en nombre de
qué importa que valores sacros
y ante qué
público erudito
que la
crítica de la sección de cultura del domingo
acusará de
plagio a otro público más erudito
más en el
pasado
menos
involucrado
y más
observador paciente de un mejor artista consagrado francés en el MALBA
sin que
nadie se percate
que en la
servilleta que el mozo subcontratado por el museo
dejo caer
mientras servía esos canapés para públicos eruditos
se
encontraban las únicas
dos o tres
palabras
que
servirían en el futuro cuando ya
estuviéramos
tan perdidos
como para
buscar respuestas
en un
diario.
Y yo las
guardo, con cuidado de todas estas pequeñas
catástrofes
que pueden
ocurrir y
ocurrirán en estas horas con mi pequeño fuerte armado
para poder
decírselas a quien se interese
y que sepa
bien
que no le
digo
esto a
cualquiera.