“dios gustaba tanto de vos
que desapareció”
Mariano Blatt
Quisiera alcanzarte una canción
que propague un efecto en cadena
un alúd hormonal sobre la piel
ronronearte como un gato recién adoptado
quisiera no ser de cartón
cohibirte al oído
decirte cosas como:
“En este poema aparecerá una orquídea”
“Pocas palabras son tan bonitas como
saturación”
“Diles a las mareas que se calmen”
Para eso te presté un libro,
de alguna forma iba a entrar en esa cabecita
tercerización de los servicios que le dicen.
Quisiera sacarme la solemnidad
tirarte versos dargeleanos que te laman hasta
los codos
despegarte de la plasticola de la duda
tener siempre la excusa perfecta
el timing de la neurosis a mi favor
Y tal vez
cuando por esas casualidades hermosas
del universo basto y aglomerado
como un depósito de novedades pasadas por agua
nos besemos
morirá ahí
el último hombre de corbata sobre el mundo.
Pero la realidad es distinta, y en su mayoría
las casualidades, aunque hermosas
como hermosa es la tormenta que azotan el
Pacifico
o un incendio en Canal 13
también son terribles en general
y las que me involucran en particular.
¿qué clase de sordidez espiritual
me hace pensar lo contrario?
No niego con esto la posibilidad de que
en tiempo y forma
en pretérito
o en germen
tu lengua y mi boca vayan a tener
algo en común
además de la primera ser pronunciada por la segunda
no la niego porque claramente promulgo por ella
Lo que digo
tal vez
es que nunca morirán
suficientes
hombres de corbata.
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